22 de julio de 2010

Sevilla no necesita un rascacielos

CARMEN NAVARRO MEZQUITA, integrante de la Plataforma ¡Túmbala!

Erase una vez una bella ciudad, Isbiliya, cuyo sultán hacía cumplir con celo las estrictas normas urbanas y de convivencia a sus habitantes: para lograr este fin, la comunidad se había reunido tiempo ha y había decidido de común acuerdo sobre las leyes que habrían de regir los usos, la construcción y la ubicación de los distintos gremios de la ciudad. Los escribas pergreñaron un gran libro de normas y los cartógrafos dibujaron numerosos mapas para que lo escrito en el libro pudiera interpretarse con mayor comodidad.

Pero hete aquí que un mercader, llevado por la codicia, propuso al sultán la construcción de una torre que no cumplía los preceptos del gran libro. El sultán, que era muy vanidoso, aceptó de buen grado la propuesta del mercader, aduciendo que dicha torre traería prosperidad a Isbiliya (lo que no ocurriría finalmente), cosa más importante, según su opinión, que cumplir las leyes del gran libro. Al extenderse la noticia por toda la ciudad, algunos ciudadanos, muy disgustados por el proceder del sultán, acordaron reunirse y protestar públicamente.

Si alguien piensa que esta historia es un bonito cuento de las Mil y Una Noches, se equivoca.
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Pero prosigamos con nuestro relato ....

Aquel grupo de habitantes disgustados de Isbiliya, que ahora se llama Sevilla, acordó reunirse y de su malestar activo surgió en febrero de 2009 la Plataforma Ciudadana contra la Torre Cajasol ¡Túmbala!, con el objetivo de impedir la construcción de la gran torre.

La gran torre, diseñada por el arquitecto César Pelli e impulsada por la Caja de Ahorros Cajasol, constituye un proyecto costosísimo (se estima en más de 300 millones de euros), de dudosa utilidad (más oficinas en una ciudad donde ya sobran), polémico (arquitectura obsoleta –verticalidad-, oscurantismo en la redacción del proyecto), con grandes impactos de todo tipo (daños irreversibles al patrimonio y al paisaje urbanos, aumento del caos de tráfico, derroche energético, violación de servidumbres aeronáuticas, etc (véase el artículo publicado en la sección digital de Diagonal) y futuras consecuencias negativas para la ciudad. La primera de ellas está en el umbral de su aparición: la ubicación de la torre, a pocos metros del límite histórico de la ciudad, y su enorme altura supondrá una enorme presión visual a los tres monumentos Patrimonio de la Humanidad incluidos en 1987 dentro de la lista de la UNESCO. Debido a ello en la próxima reunión del comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, a celebrar a finales del presente mes de julio en Brasilia, Sevilla puede ser incluida en la lista de patrimonio mundial en peligro, al igual que sucedió en 2009 con la ciudad alemana de Dresde, incluida en la lista negra por la construcción de un puente sobre el río Elba.

Lo más preocupante no es el hecho en sí, ya que el proyecto de la Torre Cajasol (bautizada por el ingenio popular como Torre Cojosal o Torre Cacasol) no constituye un hecho aislado, ni de carácter exclusivamente patrimonial y paisajístico. Con la torre se sigue escribiendo un nuevo capítulo de una historia de agravios a la ciudad de Sevilla en los últimos diez años, ejemplos de un proceder político poco transparente, con escasa vocación participativa y de sentido público. Los más significativos, entre otros, han sido el proyecto de construcción del aparcamiento de la Alameda de Hércules (no llevado a cabo), el proyecto Metropol-Parasol (conocido como “Las Setas de la Encarnación”), el estadio olímpico, la biblioteca del Prado de San Sebastián (paralizada temporalmente por sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía), la Casa-Palacio de la Plaza del Pumarejo (10 años de lucha vecinal), etc. Algunos se han constituido como auténticos mega-proyectos, surgidos de los delirios de grandeza de políticos que querían poner a Sevilla en el mapa mundial, como el estadio olímpico, levantado para unas olimpiadas que nunca tuvieron lugar (actualmente infrautilizado) y en los últimos años el proyecto Metropol-Parasol, verdadera pesadilla y agujero negro para las mermadas arcas municipales, cuyo final todavía no se atisba en el horizonte.

Nuestro relato continúa: frente a tanto agravio la ciudadanía de Isbiliya, de flaca memoria histórica, permanecía impávida e inactiva, pronta a dejarse engañar por otra vana promesa de desarrollo y puestos de trabajo efímeros.

Si además contamos con el marco de una crisis económica como la que estamos sufriendo, todo lo pasado debería de conducir al ayuntamiento (liderado por una coalición PSOE-Izquierda Unida) y a la ciudadanía en general a una reflexión profunda en torno a lo que significan las políticas de servicio público a la ciudad y la consecuente y coherente puesta en marcha de proyectos menos extravagantes (pensados exclusivamente “para mayor gloria de”) y al rechazo de proyectos-quimera como es el de la torre Cajasol. Sin embargo, y contra toda lógica el gobierno de izquierdas de la ciudad apoya firmemente el proyecto, adornándolo con un discurso fácil y engañoso (puestos de trabajo -mientras dure la obra, claro-, futuro desarrollo para la cuidad -sin explicar en qué consiste-, falsa modernidad vertical -concepto interpretable donde los haya-, bla, bla, bla), todo ello consentido además por la Administración autonómica de la Junta de Andalucía.

Pero volvamos al grupo de habitantes disgustados de Isbiliya y su plataforma ¡Túmbala!.

La plataforma, constituida por más de 20 asociaciones, está logrando activar un pequeño pero eficaz movimiento en contra, que cuenta con participación diversa de expertos, de activistas ciudadanos curtidos en muchas lides, jóvenes concienciados, veteranos sevillanos nunca alineados con las directrices del poder, algunos ciudadanos de ideología más conservadora e igualmente indignados con el proceder de Cajasol y el Ayuntamiento, etc. Esto constituye, sin duda, la fuerza de la movilización ciudadana, lo que ha permitido desde el último año y medio actuar desde varios frentes: legal (denuncias), a pié de calle (mesas informativas, concentraciones, actos simbólicos, flash-mobs), ruedas de prensa, entrevistas con responsables, artículos de opinión, etc. Existe numeroso material publicado en la web, por lo que se comentarán de pasada los hechos más significativos.

El frente legal abarca una serie de denuncias realizadas a principios de año con ocasión de la presentación del Libro Negro de la Torre Pelli, obra magna de más de 100 páginas que analiza diversos aspectos del proyecto de Torre (viola más de 50 artículos del Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla): la propia consulta de los documentos oficiales constituyó una proeza en sí, ya que hubo que acudir a la Justicia para acceder a la documentación oficial de Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla. También se han realizado otras denuncias, una de ellas, cursada ante el Ministerio de Cultura, se basa en la figura del expolio, de forma similar a la denuncia presentada por la plataforma cívica Salvem El Cabanyal, en Valencia. Esta plataforma cuenta con el apoyo activo de los concejales del PSOE frente a un ayuntamiento gobernado por el PP: nos podemos preguntar por qué en Sevilla no pasa lo mismo.

El frente de “la calle” ha abordado diversas acciones durante el último año y medio, como las que tuvieron lugar antes y durante la reunión en Sevilla del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, en junio de 2009. Durante dicha reunión se adoptó la decisión 33 COM 7.B123 por el que la UNESCO urgió a España al cese de cualquier trabajo de construcción del proyecto hasta que la valoración total del impacto fuera completada y revisada por ICOMOS (organismo que asesora a la UNESCO en cuestiones relativas al patrimonio).

Se han mantenido además numerosas entrevistas, contactos y ruedas de prensa. Una de las últimas entrevistas tuvo lugar en mayo de 2010 con responsables del Ministerio de Cultura, seguida de una rueda de prensa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Se ha participado también en jornadas y en debates en torno al modelo de ciudad que queremos realmente, cómo concebimos la modernidad y qué entendemos por sostenibilidad.

De cara a la próxima reunión del comité de patrimonio mundial de la UNESCO, a celebrar en Brasilia está prevista una serie de acciones para seguir sensibilizando a la opinión pública. En este tiempo de prolegómenos y con la amenaza en ciernes, los medios de comunicación se han hecho mayor eco del asunto, lo que ha dado más visibilidad mediática al movimiento ciudadano. Al hilo de la polémica resulta sin embargo significativa frase de la Ministra de Igualdad, con ocasión de una entrevista de un conocido periodista de informativos: habiéndole comentado previamente el tema de la Torre y ante la petición de un titular, la ministra respondió con un suscinto “Patrimonio versus desarrollo”. Huelgan los comentarios.

Pero lo más preocupante es el total desprecio de las autoridades locales a las advertencias de la UNESCO: los trabajos de la obra han persistido durante este último año y continúan avanzando, incluso cuando se ha producido una nueva visita de ICOMOS a Sevilla, y estando amenaza de la inclusión más próxima cada día. Sirva como precedente y aviso a navegantes que Sevilla ya ha sido incluida en otoño de 2009 dentro de la lista de sitios en peligro de la organización internacional World Monuments Fund, con sede en Nueva York, y cuyo respresentante en España también visitó la ciudad y las obras el pasado mes de junio.

El último capítulo de la historia de Isbiliya y el sultán está próximo a escribirse. Esperemos que, pese a todo, el cuento termine con un buen final y una instructiva moraleja.


Nota: una versión de este artículo ha sido publicado en el períódico Diagonal

5 comentarios:

  1. Con todos los respetos, ¿No os vale la sentencia de la Fiscalía donde os han "tumbado" la denuncia contra la torre? No os hagais los abanderados de la voz de la ciudad de Sevilla ni de sus intereses porque la gran mayoría de los ciudadanos estamos a favor de su construcción (a fin de cuentas estamos a favor del desarrollo económico y empresarial de Sevilla fuera de los negocios que se cierran pisando albero cada mes de abril).

    Saludos.

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  2. Hace 800 años seguro que había un grupo de locos que estaban en contra de la construccón de la Giralda...

    Los rascacielos son las catedrales de hoy, todas las ciudades importantes europeas los tienen, dan imagen de modernindad y desarrollo, algo que Sevilla necesita como el comer, si se hacen a las afueras de la ciudad no veo yo por que inconveniente tienen...

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    1. Creo que hay sevillanos que no nos damos cuenta de la belleza que Sevilla encierra. Si, es cierto que muchas ciudades europeas dan imagen de modernidad pero a Sevilla es un sacrilegio que le metan esa torre PELLI porque se cargan la vista del rio con la Torre de Oro Triana y, los jardines del Paseo de Colon. Sevilla tiene un Patrimonio riquísimo que no tienen otras ciudades, no le hace falta mas al menos en ese lugar. Otra cosa sería fuera del Rio. Creo que no somos totalmente conscientes de la belleza que encierra esta ciudad. JAVIER ABAD DONNICI

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  3. Es gracioso ver como 4 gatos se dicen "la voz del pueblo". El pueblo está a favor de la torre y de la modernidad. La torre no afecta nada a la vista del maravilloso casco histórico sevillano y estas parrafadas son obra de cuatro nostálgicos que bien eliminarían 1200 años de avances si pudiera. Es la lacra con la que toda ciudad debe lidiar. Los mismos que en su día intentaron reventar la construcción de la plaza de España que hoy también es patrimonio. Esta gente no está en contra de torres o construcciones, están en contra de todo lo que no sea el pseudo-andalucismo más rancio y anacrónico. ¡Viva Sevilla!, y como viva Sevilla, la quiero en lo más alto, hay que conservar las tradiciones pero no a costa de hacer fuego con palos porque usar mecheros es ajeno a nuestra cultura. A ver si viajáis un poco, leéis un poco, y evolucionáis de una vez.

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  4. Sí al "Faro de Híspalis"

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Por favor, si desea discutir respecto a Torre Pelli puede dirigirse a nosotros en el espacio especifico destinado a ello en Twitter: @tumbala_torre.