11 de junio de 2010

Las Diez Nuevas Enseñanzas de la Torre Cajasol

ANTONIO JARAMILLO MORILLA,
Doctor Arquitecto, Catedrático de Ingeniería del Terreno de la Universidad de Sevilla.

He tenido la oportunidad de ver el proyecto de la Torre Cajasol, tras tres solicitudes por escrito a la Gerencia de Urbanismo, y he descubierto unas Diez Nuevas Enseñanzas que quiero compartir con el público en general.

1. Los criterios para medir la edificabilidad del Plan General, pueden ser cambiados con un Plan Especial.

Los cerramientos exteriores cuentan cómo metros edificados en toda la ciudad de Sevilla, excepto en la Torre Cajasol. Si usted tiene en su vivienda un cerramiento exterior de 30 cm, aunque no lo pueda pisar, contabiliza como construida y se incluirá en el máximo que pueda edificar. La Torre Cajasol cuenta con dos fachadas con un espacio de circulación entre ambas en sus más de 40 plantas. Mediante un artículo inventado especialmente para la Torre no contabiliza toda esa superficie.
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4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, colega.
    Pero ya sabes que, en este país, lo obvio no lo es siempre, dependiendo de cual de las dos españas te esté escuchando.

    Jose E. Balabasquer López
    Arquitecto

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  2. No le veo problema alguno a esa torre, siempre que tenga cierto espacio libre alrededor claro.
    Es mas bonita una ciudad con torres altas y espacios verdes que una con un continuo de casas de dos plantas que si lo veo horrible.

    Hay que ir hacia arriba para liberar parte del suelo.

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  3. En Febrero de 1887, apenas unos días después de comenzada la construcción de la Torre Eiffel el 28 de enero de 1887, una serie de intelectuales y artistas se escandalizaban del proyecto que iba a tomar forma en la Exposición de 1889 y escribieron la ya famosa “Protesta de los artistas”, denunciando su mal gusto y el horrible efecto que iba a provocar en la Exposición. La firmaban entre otros Ernest Meissonier, Charles Gounoud, Charles Garnier, William Bouguereau, Alexandre Dumas (hijo), François Copée, Leconte de Lisle, Sully Prudhomme y Guy de Maupassant.

    Decían entre otras cosas:

    "Escritores, escultores, arquitectos, pintores y aficionados apasionados por la belleza hasta aquí intacta de París, queremos protestar con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra indignación, en nombre del gusto francés mal apreciado, en nombre del arte y de la historia franceses amenazados, contra la erección, en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel. ¿La ciudad de Paris será por más tiempo asociada a las barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de maquinas para deshonrarse y afearse irreparablemente? Pues la Torre Eiffel, que ni la misma y comercial América querría, es, no lo duden, la deshonra de París. Todos lo sienten, todos lo dicen, todos se afligen profundamente, y no somos más que un débil eco de la opinión universal, tan legítimamente alarmada. Por último, cuando los extranjeros vengan a visitar nuestra Exposición, exclamaran sorprendidos: “¿Cómo? ¿Éste es el horror que los franceses han encontrado para darnos una idea del gusto del que tanto presumen?” Tendrán razón si se burlan de nosotros, porque el París de los góticos sublimes, el París de Puget, de Germain Pilon, de Jean Goujon, de Rudé, de Barye, etc., se habrá convertido en el París del Señor Eiffel.”…

    Esto no es todo, los calificativos que prodigaron a la torre cuando se hubo terminado iban desde considerarse una “trágica lámpara de calle” a un "esqueleto de atalaya”, pasando por otras consideraciones tales como “mástil de hierro de aparejos duros, inconclusos, confusos, deformes”; “pirámide alta y flaca de escalas de hierro, esqueleto gigante falto de gracia, cuya base parece hecha para llevar un monumento formidable de Cíclopes, aborto de un ridículo y delgado perfil de chimenea de fábrica”, o como “un tubo de fábrica en construcción, un armazón que espera ser cubierto por piedras o ladrillos, esta alambrera infundibuliforme, este supositorio acribillado de hoyos”.

    http://www.artecreha.com/Textos/la-qhorribleq-torre-eiffel.html
    En la misma publicación Gustav Eifel reponde a esta protesta en una entrevista concedida a Paul Bourde de Le Temps.
    "Creo, por mi parte, que la Torre tendrá su propia belleza. Por el hecho de ser ingenieros, ¿se cree acaso que la belleza no nos preocupa en nuestras construcciones y que al mismo tiempo que las hacemos sólidas y duraderas, no nos esforzamos en hacerlas elegantes? ¿Es que las verdaderas funciones de la fuerza no se corresponden siempre con los acondicionamientos secretos de la armonía? ……….. darán una gran impresión de fuerza y de belleza; ya que traducirán ante la mirada la osadía de la concepción en su conjunto. Al igual que los numerosos vacíos existentes en los propios elementos de la construcción acusarán fuertemente la constante preocupación de no exponer inútilmente a las violencias de los huracanes, superficies peligrosas para la estabilidad del edificio. Existe por otra parte en lo colosal, una atracción, un encanto propio, a los que no pueden aplicarse las teorías de arte habituales".

    Yo soy un enamorado de Sevilla, sus gentes, muchas historias y tradiciones, y por esto quiero defender la torre que nace de un arquitecto como Cazar Pelli.

    John Arnold Lafuente
    arquitecto,

    San Pablo de Buceite, Cádiz.

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  4. En Febrero de 1887, una serie de intelectuales y artistas se escandalizaban del proyecto que iba a tomar forma en la Exposición de 1889 y escribieron la ya famosa “Protesta de los artistas”, denunciando su mal gusto y el horrible efecto que iba a provocar en la Exposición. La firmaban entre otros Ernest Meissonier, Charles Gounoud, Charles Garnier, William Bouguereau, Alexandre Dumas (hijo), François Copée, Leconte de Lisle, Sully Prudhomme y Guy de Maupassant.

    Decían entre otras cosas:

    "Escritores, escultores, arquitectos, pintores y aficionados apasionados por la belleza hasta aquí intacta de París, queremos protestar con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra indignación, en nombre del gusto francés mal apreciado, en nombre del arte y de la historia franceses amenazados, contra la erección, en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel……..”

    En la misma publicación Gustav Eifel reponde a esta protesta en una entrevista concedida a Paul Bourde de Le Temps.
    "Creo, por mi parte, que la Torre tendrá su propia belleza. Por el hecho de ser ingenieros, ¿se cree acaso que la belleza no nos preocupa en nuestras construcciones y que al mismo tiempo que las hacemos sólidas y duraderas, no nos esforzamos en hacerlas elegantes? ¿Es que las verdaderas funciones de la fuerza no se corresponden siempre con los acondicionamientos secretos de la armonía? .......Existe por otra parte en lo colosal, una atracción, un encanto propio, a los que no pueden aplicarse las teorías de arte habituales".

    Yo soy un enamorado de Sevilla, sus gentes, muchas historias y tradiciones, y por esto quiero defender la torre que nace de un arquitecto como Cazar Pelli.

    John Arnold Lafuente
    arquitecto,

    San Pablo de Buceite, Cádiz.

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